Como dijo un buen amigo mío para describir la lucha: “tenemos que mover una roca grande y para moverla, necesitamos muchas manos.”
Me recordé de esto el 22 de septiembre cuando marché con estudiantes y maestros y cruzamos el puente de la unidad de la calle 16 en apoyo al DREAM Act.
Antes de la marcha tuvimos el honor de escuchar a Peggy Rozga, una de los miembros del consejo juvenil de NAACP, quienes marcharon por ese mismo puente en 1967, en contra de la segregación en los barrios de Milwaukee; por 200 días marcharon a través del puente enfrentando una muchedumbre violenta y peligrosa.
Ella nos dijo, “cuando era una jovencita marchando por aquí, mi sueño era que otros nos siguieran y siguieran tomando la bandera de la justicia social. Ustedes, estudiantes, son mi sueño hecho realidad.”
Pienso que ese fue un momento hermoso, porque reafirma lo que significa ser parte de un movimiento social—no es solo la meta, sino cómo llegamos allá y construyendo y sosteniendo una cultura basada en la comunidad, la democracia, el respeto y la compasión por otros. Ver nuestros esfuerzos como parte de un eslabón en la cadena, que no puede y no debe romperse.
El día de la votación por el DREAM Act, no lo ví como una caída—lo ví como una medida de la fortaleza del movimiento por los derechos de los inmigrantes.
Ni siquiera los intereses poderosos corporativos de la industria de alta tecnología, ha logrado llevar su versión de un proyecto de ley de inmigración hasta el punto del voto; ha sido el DREAM Act y gracias a la determinación de un movimiento diverso de jóvenes que lo pudo llevar hasta allá.
El Acto DREAM ha sido introducido como legislación y una propuesta para una legalización comprehensiva será introducida antes de las elecciones.
Pero como dijo Frederick Douglas, una voz poderosa en contra de la esclavitud: “el poder no concede nada sin demanda, nunca lo hizo y ni nunca lo hará” –es decir, que debemos sostener y alimentar el movimiento para el trayecto largo.
Parte de sostener el movimiento, es reconocer nuestros progresos y logros— la derrota de HR 4337 de Sensenbrenner en el 2006; ganar el apoyo de la mayoría de americanos para una reforma inmigratoria federal, 57% de los cuales apoyan la reforma inmigratoria y 70% que apoyan el DREAM Act;
la derrota de las reglas nacionales y estatales de las cartas de No Concordancia del Seguro Social que estaban causando despidos injustos; movilizar la marcha más grande hasta la fecha bajo la administración Obama con más de medio millón de personas que marcharon el 21 de marzo en Washington DC por la reforma inmigratoria;
un empuje exitoso contra la implementación de la SB 1070 de Arizona, a través de un boicot nacional, movilizaciones masivas el 1 de mayo en más de 70 ciudades, incluyendo Milwaukee con 65,000 manifestantes y una protesta masiva nacional con más de 100,000 en Phoenix, Arizona el 29 de mayo, y por supuesto, ganar la matrícula estatal en Wisconsin en el 2009.
Estamos en tiempos de retos—hemos progresado con logros reales, pero también enfrentamos muchas amenazas.
Jamás en la historia ha existido mayor desigualdad global y nacional. En la nación más rica del mundo, 1 de cada 10 personas vive en pobreza.
Hoy los inmigrantes, como anteriores generaciones de inmigrantes y personas de color, se consideran chivos expiatorios para la crisis económica creada por las élites financieras y por las corporaciones transnacionales que han cerrado puestos de trabajo en manufactura en los EEUU.
Las siguientes semanas son críticas.
En Wisconsin tenemos políticos en campaña con plataformas políticas que se basan en el odio, el racismo y la xenofobia.
Ron Johnson, un republicano multimillonario que aspira al Senado de los EEUU, quiere cambiar la constitución de los EEUU para permitir que leyes del tipo Arizona crezcan por toda la nación y se opone a la legalización.
Scott Walker, candidato republicano a la gobernación de Wisconsin, ha prometido quitar los derechos a la matrícula estatal para los estudiantes inmigrantes, bloquear la legislación para las tarjetas de conducir que esperamos ganar en el 2011, negar salud médica para mujeres inmigrantes durante su embarazo y aplaude la ley de Arizona con su frase famosa: “Si yo fuera gobernador de Arizona, hubiera firmado la ley.”
Nos tienen un blanco en la espalda y es nuestro deber prender las alarmas e involucrarnos todos en una lucha por el futuro.
No podemos perder terreno. Debemos salir adelante en esta lucha, con mayor unidad y mayor número de personas comprometidas en la batalla, para asegurarnos de tener una base más fuerte y lista para pedirle cuentas a quien esté en el poder, ya sea para que cumpla con los cambios que buscamos o defendernos en contra de los ataques.
Mientra luchamos por la igualdad, es esencial que confrontemos el prejuicio contra otros dentro de nuestro propio movimiento, ya sea por razones de raza, etnia, religión, orientación sexual o identidad.
Todo lo estamos haciendo bien y lo único que nos queda por hacer, es mantener nuestra mano sobre el arado de la libertad y como dice una de mis canciones favoritas de derechos civiles: “Mantengamos los ojos en el premio y continuemos.”